El corcho es un material de muy difícil combustión (imposible en determinados casos), dándose la situación de parajes incendiados donde habitan alcornoques que se encuentran en posesión de la corteza y han reiniciado su vida a pesar de la pérdida de zonas verdes y follaje. Además, al contrario de lo que ocurre con otros materiales, el corcho no desprende vapores tóxicos al quemarse.